Alma Aguilar ha presentado una colección dominada casi en exclusiva por el vestido, siempre vaporoso y en sus versiones clásicas: uno corto cortísimo y otro largo de fiesta. Vestidos llenos de volantes y capas superpuestas que aportan una caída y un movimiento exagerado a las prendas, con la ayuda de tejidos como la organza o la muselina de seda, el mikado y el damasco de seda.El malva, el rosa palo y el azul ceniza son los colores que propone la diseñadora para el frío, aunque tampoco faltan el blanco y el negro.
Antonio Alvarado ha realizado una puesta en escena con un toque marcial al inicio y al final de su desfile. No obstante, a medida que avanzaba la acción sobre la pasarela, las prendas han ido adquiriendo formas más femeninas, pasando de los vestidos amplios en tonos beige a los de cuadros más ceñidos, tejido que también ha utilizado para su línea masculina en pantalones y chaquetas extra grandes.
De su colección, inspirada en el inconformista escritor francés Jean Genet, han triunfado sobre la pasarela sus trench con grandes cinturones, al igual que los vestidos de lamé en azul noche. Sin embargo, los que más han destacado sobre los demás, han sido sus vestidos de seda largos en tono marfil con amplio vuelo y adornados con aves en el cuello que, al despegarlos, caen en una abultada cola.
La catalana Lydia Delgado de inspiración gótica y con cortes precisos para dibujar planos geométricos, en la propuesta también ha destacado la profusión de maxi cuellos de tafetán de seda plisada en acordeón (tipo cervantino) para coronar vestidos largos con estampados orientales.
La diseñadora se ha ayudado de complementos como gorros de nazareno en charol negro y puntillas sobre el rostro para recrear un medido ambiente cercano al suprematismo ruso y se ha especializado en el negro y el gris para confeccionar abrigos de lana y chaquetas de amplias mangas mariposa, que ha combinado con faldas asimétricas bordadas con incrustaciones de ónix. Tampoco han faltado bordados de dibujos de cruces que tatúan cuerpos de tul y que abren la gama de colores al blanco, oro y marfil.
Kina Fernández se ha inspirado en la osada Katherine Hepburn de La Gran Aventura de Sylvia y su juego con la ambigüedad sexual para confeccionar una colección que supone una vuelta al urban sofisticado.
Para ello, se ha servido de prendas lanosas; desenfadadas estolas de piel con forro estampado; chaquetas oversize, para renovar el traje de chaqueta; y una línea nocturna más sexy de vestidos que se ciñen al cuerpo y dejan al descubierto la espalda, confeccionados con seda sinuosa en colores bronce y dorado.
