Adolfo Domínguez presenta su colección otoño- invierno 2010 en la que vuelve a los años 80 con la utilización de tejidos con más cuerpo, peso y forma, frente a colecciones anteriores. La pasarela se viste de crêpe y moaré, alpacas y punto. Materiales que combinados con la seda logran un efecto envolvente y cargado de luminosidad. Se aprecia un uso constante de los frunces. La paleta de colores se enfría, y vuelven los tonos azules en su gama de noche.
Los grises, que evolucionan hasta los plomo azulados. El cromatismo ligado a la tierra invade la pasarela. Se impone el uso de colores orgánicos desde el verde oliva y terracotas a una gama más mineral que evoca los colores de las esmeraldas, el cuarzo.